26 dic 2011

Montmartre: escenas de la vida bohemia

Paris, 24 de febrero de 2008

Domingo. Un delicioso sol que preanuncia la primavera en la usualmente nublada Paris. No podría haber elegido mejor día para pasear por Montmartre. Al salir de mi apartamento de la Rue de Turenne rumbo al metro, me sorprende la animada vida del Marais un domingo al mediodía. Los parisinos invadían las terrasses de cafés y restaurants, leyendo el diario, tomando café o ya almorzando, en la vereda, bajo el sol. Hoy lo haré yo también, como la buena parisina en la que me he convertido. Mi primer destino en Montmatre fue el cementerio. Acá no reposan tantas personalidades como en el de Montparnasse o el de Père Lachaise, pero hay ciertas figuras dignas de una visita como los compositores Hector Berlioz y Jacques Offenbach, el pintor Edgar Degas o el científico Léon Foucault. Sin embargo, el mayor atractivo del lugar es el ambiente, el silencio y la belleza que adquiría el cementerio bajo los débiles rayos de sol que se filtraban a través de los árboles aún desnudos. A la salida decidí almorzar en el Bistro de Montmartre (7, Avenue Rachel, 75018), un restaurant con mucho ambiente a metros del Moulin Rouge, que ofrece cocina tradicional francesa. El menu elegido: terrina con hojas verdes y, como plato principal, cordero con crema a la normanda. Pero lo mejor de todo fue el postre. Saborear una celestial crème brulée en una callejuela de Montmartre bajo el acogedor sol del invierno fue una de las experiencias hedonistas mas trascendentales de mi vida. 
Reemprendí el camino por la Avenue Clichy, pasando por el Moulin Rouge y el Pigalle. Cabarets y sex shops a cada paso! Me interno por las callejuelas de Monmartre en subida hacia la Butte, el sitio mas alto de Paris, dominado por la iglesia del Sacre Coeur. Escaleritas empinadas y, a la vuelta de la esquina, una vista de Paris digna de postal [tengo la sensación de que en Paris subir escaleras siempre es bueno]. Mi arribo: la plaza del Sacre Coeur [se acuerdan de aquellas deliciosas escenas de Amelie?]. La vista, increíble. La atmósfera, mágica. La explanada bajo el Sacre Ceour rebosa de gente, no solo turistas sino los propios parisinos: familias, adolescentes, gente mayor... Todos bajo el sol dominical! Y en algún rincón, la bohème, la Paris de los artistas... Callejuelas estrechas, cafecitos, pintores en la calle... El colorido! Los músicos! Qué recuerdos!






1 comentario:

  1. Que bellos recuerdos me trajo esta descripción..... cuando estuve en Paris me alojé a 2 cuadras del Moulin Rouge en un petit hostel... placer... caminar por la mañana y entrar a cualquier bar era simplemente algo sublime...
    Sergio´s

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