7 ene 2012

Bologna: entre pórticos y torres

Capital de la región de Emilia-Romagna y convertida en el más importante nudo de comunicaciones de Italia –desplazando incluso a Milán y Roma-, Bologna es la ciudad ideal para instalarse y recorrer la porción septentrional de la península itálica. Las principales autopistas que vertebran el país de norte a sur confluyen en la ciudad: la Autostrada del Sole la conecta hacia el norte con Milán, hacia el sur con Florencia, Roma y Nápoles; la Autostrada Bologna-Padova nos conduce, hacia el noreste, hasta Venecia; la Autostrada Adriatica discurre hacia el sur hasta Taranto, pasando por Rimini, Ancona, Pescara y Bari. Además, Bologna dispone de excelentes conexiones ferroviarias a los principales destinos turísticos del norte itálico. Florencia está a tan sólo 37 minutos de tren, Venecia a poco más de una hora, Milán a 65 minutos en el Frecciarossa, y Roma a algo más de dos horas.
La situación estratégica de Bologna no opaca, sin embargo, el cálido atractivo que presenta esta ciudad teñida de colores ocre, cuyo tan bien preservado casco antiguo evoca la intensa actividad económica y cultural que la caracterizó desde la edad media, cuando la Universidad –la más antigua de Europa, entre cuyos alumnos se encontraron Dante Alighieri, Petrarca, Thomas Becket, Erasmo y Nicolás Copérnico- la convirtió en un floreciente centro urbano. El leit motiv de la ciudad lo constituyen, sin duda, sus pórticos, con más de 38 kilómetros de calles porticadas sólo en el centro histórico. Y junto a los pórticos, las torres se erigen como el monumento más característico de Bologna. Si bien se estima que en la edad media la ciudad debió contar con unas cien torres, en la actualidad perviven sólo veinte, entre las que se destacan “Las dos torres”: la Torre Asinelli, de 98 metros de altura y con una inclinación de 2,3 metros, y la Torre Garisenda, con una altura de 48 metros y una inclinación de 3,2 metros. Juntas, ofrecen una curiosa imagen que se convierte en ícono de la ciudad.
La Plaza Maggiore, plaza principal de la ciudad, se halla regenteada por la Basílica de San Petronio -una de las iglesias góticas más importantes del mundo-, cuya portada central está adornada con esculturas renacentistas. Junto a San Petronio se emplaza un grandioso conjunto arquitectónico, conformado por el Palacio del Podestá, sede del Ayuntamiento, que data del siglo XIII pero que fuera reconstruido a finales del siglo XV, el Palacio de los Bancos, del siglo XVI, el Palacio de los Notarios, de los siglos XIV-XV, el Palacio Comunal de los siglos XIII-XV.

Piazza Maggiore

Fuente de Neptuno

Basílica de San Petronio






Las omnipresentes veredas porticadas



Las torres Garisenda y Asinelli

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