23 dic 2011

Paris: clásica y monumental

Paris, 23 de febrero de 2008

Hoy volví a levantarme temprano y tomé el metro hasta el Arco del Triunfo, primera etapa de un recorrido por las clásicas y monumentales construcciones de Paris. Es más grande de lo que parece, qué ego tienen los franceses! Es tan sólido, macizo, recargado... Con semejante arco uno se pone triunfalista y belicoso... De ahí me fui caminando por un enorme y arbolado boulevard [qué lindos los cerezos en flor..!] hasta el Palacio Chaillot y los Jardines de Trocadero. En el otro extremo, la Torre Eiffel y Campo de Marte. Los parques infinitos son una delicia para caminar, hacer ejercicio o, simplemente, sentarse a pensar [yo soy más bien del tipo sedentario...].
Luego de atravesar Campo de Marte hasta la escuela militar [largo trecho!], caminé por la Avenue de Tourville hacia la Eglise du Dome, donde está la Tumba de Napoleón. Confieso que el turismo necrológico no es lo mío, por más que el finado sea el mismísimo Napoleón [de hecho, quién nos asegura que sus restos estén efectivamente allí?]. Luego fui al Hotel des Invalides, que está tras la iglesia. El Hotel, construido como hogar para los soldados inválidos por Luis XIV, es actualmente el Museo de la Armada. Tampoco me interesaba, pero casualmente en una de sus salas había una exposición temporal de armaduras medievales, así que no lo pensé dos veces! Pude ver armaduras otomanas, japonesas, armas de todo tipo, estandartes medievales... no me alcanzaban los ojos!
Saliendo del Hotel por la magnífica puerta dorada, atravesamos la Esplanade des Invalides, otro enorme parque, hacia el Sena. Nos espera el bellísimo puente de Alejandro III, del 1900, decorado profusamente con motivos que aluden a la amistad franco-rusa. En el otro extremo, el Grand Palais y el Petit Palais, y detrás de ellos, los Champs Elysees, la Place de la Concorde y el obelisco de Luxor [éste es el centro de los festejos populares en Paris, como nuestra Plaza de la República, aunque en nuestro caso no exhibimos impunemente obeliscos robados]. Enormes parques por donde quiera que se mire: al otro lado de la Place de la Concorde se extiende el magnífico Jardin des Tuileries, dominado por el palacio del Louvre. Las vistas del palacio a través del jardín, con sus estatuas, palomas y laberintos, son una invitación a sacar fotos. Ciertamente, la pirámide de vidrio estropea el paisaje, además de resultar ridículamente innecesaria. Entramos al museo?



Las Tuilleries y el Louvre

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