Paris, 20 de febrero de 2008
La odisea comenzó cuando llegué al Charles de Gaulle, aeropuerto principal de Paris. El objetivo: llegar a 33, Rue de Turenne, en Le Marais, donde me aguardaba el appartament de Place des Vosges. Taxi, no no no. Soy cómoda pero no rica. Y me divierte muchísimo viajar en trenes, metros y autobuses locales por mi cuenta, es parte de la aventura. Del Charles de Gaulle a Paris las opciones son varias, pero elegí el RER B, tren que conecta el aeropuerto con el centro de la ciudad en 28 minutos (€ 9,10, incluye la conexión de metro). Debemos bajar en la estación Chatelet-Les Halles, donde -atención!- es posible que nos de un ataque de pánico. Centro neurálgico de la red de metro de Paris, hay simplemente demasiadas conexiones posibles. Pero pasada la primera impresión, simplemente nos detendremos frente a los carteles, sacaremos del bolsillo el plano del metro (siempre, pero siempre, debemos llevar el mapa callejero y el plano del metro de la ciudad a la que estemos llegando!) y elegiremos el pasillo correcto. Cabe mencionar otro pequeño problema del metro de Paris: puertas de acceso demasiado angostas para viajeros con valijas grandes!
Finalmente, llegué a destino, estación St. Paul. Emerger de la estación del metro en pleno corazón de Le Marais fue una experiencia mágica. Una pequeña placita triangular, el típico puesto de diarios parisino, los faroles antiguos, los árboles, los edificios y un bellísimo carrousel para completar el cuadro. La incertidumbre del destino ya no importaba, ya que la belleza del camino justificaba cualquier fin. Claro que finalmente llegué al 33, Rue de Turenne, un hermoso apartamento en un primer piso con vista a la calle, decorado con muy buen gusto y equipado como para sentirse como en casa (o mejor: lavavajillas, lavasecarropas y ducha escocesa!). Desempaqué y salí a dar un paseo por el barrio. Ya estaba oscureciendo. Unas cuadras hasta el Sena y ahí las vi, inconfundibles, las dos torres góticas de Notre Dame, iluminadas sobre la noche, al otro lado del río. Me embargó la emoción y se me llenaron los ojos de lágrimas. Estoy en Paris. Llegué a casa.
Las torres de Notre Dame desde el Marais |
No hay comentarios:
Publicar un comentario