Paris, 21 de febrero de 2008
Antes que nada, lo esencial: definitivamente, acabo de encontrar mi lugar en el mundo. Despacho instrucciones de vender departamento, auto, moto y gatos [aca conseguiremos gatos nuevos, supongo...].
Este descubrimiento existencial es el corolario de un largo dia de recorrer Paris a pie, desde mis callejuelas de Le Marais hasta los anchos boulevards de la Opéra Garnier y las elegantes Galeries Lafayette.
La travesia comenzo en la Place des Vosges, la mas antigua de Paris, que queda a pocos metros del apartamento de la Rue de Turenne. La construcción de esta maravillosa y aristocratica plaza, llamada originalmente Place Royale, se inició en 1605 por encargo de Enrique IV, y fue finalmente inaugurada en 1612 para la boda de Luis XIII con Ana de Austria [leyeron Los Tres Mosqueteros?]. La plaza está rodeada de enormes mansiones de piedra con arcadas, donde actualmente hay pintorescos cafés y galerías de arte. Luego de recorrer los alrededores de la plaza, tome coraje y entré en una patisserie [la palabra "panaderia" simplemente no les hace justicia...]. Me compre una baguette calentita y un pan con nueces, pasas de uva y duraznos. Mi primera incursión a los sabores franceses!
Por la tarde emprendí una larga caminata por la Rue des Francs Bourgeois. La calle más linda del mundo? Quizás... llena de boutiques y cafecitos! Pasé por el Museo Carnavalet, los Archivos de Paris, el centro Pompidou [el Pompidou merecerá, obviamente, una visita especial otro día], el forum y el jardin de Les Halles, la hermosa iglesia de St-Eustache, por la Bolsa de Comercio, la Bibliotèque Nationale... y a esa altura el Paris romantico de Le Marais se habia ido conviertiendo insensiblemente en una agitada cuidad capital. Al final de la avenida, la Opéra Garnier, bellísima, y oculta tras ella, en el boulevard Haussmann, las Galleries Lafayette. Dior, Prada, Gucci, Versace, Vuitton, Dolce & Gabanna, Hermès [Oh my God! Una Birkin "de verdad"!] y toda marca incomprable que a uno se le pueda pasar por la cabeza... Confieso que me superó hasta a mi y a los 20 minutos ya estaba asqueada! Y hubiéramos pensado que eso no era posible!
A esta altura ya había caminado como 4 horas... voy a tener que tomar el metro. Bajo a la estación de la Opéra. Problema: sólo máquinas expendedoras. Luego de observar a varias personas realizando operaciones ya me sentía lista para comprar los tickets. Sugiero comprar el llamado "carnet" de de 10 tickets t+, qué no sólo resulta más económico [dic. 2011: 1 ticket, €1,70; "carnet" de 10 tickets, €12,50] sino que nos ahorra nueve problemas en el futuro cercano. Estos tickets pueden ser además utilizados indistintamente en el metro o el bus. Claro, subsistía aún el problema de qué línea tomar [ya les decía, tantas combinaciones...]. Cruzo los molinetes [esta vez sin atascarme, pasó rapidísimo, por las dudas!] y ahí estábamos, un grupete de como 10 turistas con el plano del metro en la mano... No pude contener la risa!!! Parecíamos todos taan ridículos!! jejejej!! Bueno, al menos no era la única!!!
Me baje en Chatelet, frente al Sena, esta vez de día. Aproveché a unos turistas checos para que me saquen una foto. Asta altura, pedir fotos se había convertido en parte de la rutina. Esto tiene ventajas y desventajas: por un lado, uno aparece en sus propias fotos y conoce a gente de las mas variadas procedencias; por otro, la mayor parte de la gente tiene un sentido estetico NULO, y no pueden encuadrar decentemente una catedral, por Dios!
En el camino de regreso sólo faltaba pasar por el supermercado. Eso fue un paseo en si mismo. Me encantan los supermercados! El juego obligado es tratar de adivinar que es casa cosa. No es tan fácil como parece y a esa altura mi francés era excesivamente rudimentario. Yo pensaba que en cualquier momento el personal de seguridad me iba a sacar, y con razón, porque debe resultar sospechoso pasar una hora en un minisuper! Comidas de freezer para microondas, quesos "raros", algunas latitas de distintas cervezas europeas y, en un acto de arrojo, chocolate, 6 barras de chocolate superamargo de distintas variedades que sumaban un total de 900 gramos. Gesto altruista [es para mi marido, a mí no me gusta el chocolate amargo!] que me costaría estar llevando un kilo de chocolate a cuestas [más todas las delicias que se irían sumando a mi valija] en mi travesía europea.
Mañana? Mmm... tengo ganas de cruzar a la rive gauche...
Centre Pompidou |
La Rue Rambuteau, cerca del Pompidou |
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