23 dic 2011

Paris: los tiempos de las catedrales


Paris, 22 de febrero de 2008 


Hoy tocó experimentar con los buses de Paris. Afortunadamente, el 96 (que nos lleva a Notre Dame, el Quartier Latin y St. Germain des Près) tiene parada exactamente en la puerta de casa, sobre la rue de Turenne. Como les contaba, se utiliza el mismo ticket que para el metro, así que ya tenía varios. Lo interesante de viajar en bus en Paris -desde un punto de vista estrictamente tercermundista- es que cada parada [que, por otra parte, tiene indefectiblemente bancos o refugios] ostenta un cartel con las indicaciones para viajar [si, si, del tipo "hágale una seña al chofer, introduzca el ticket en la máquina validadora, oprima el botón para solicitar la parada...] y con el mapa de TODO el recorrido del bus de ida y vuelta, indicando cada una de las paradas! Es maravilloso, verdaderamente. Pese a la practicidad del metro, ya me hice fanática del bus, que, ademas, permite disfrutar de la vista durante el trayecto, por supuesto. 
Mi parada? La iglesia de St. Sulpice [vieron El Código Da Vinci? Bueno, iglesia la de la Línea Rosa, donde Silas encuentra el versículo de Job: "Hasta aquí llegarás, pero no irás más lejos", y después mata a la monja con el teléfono... Se ubicaron?]. No voy a embarcarme en descripciones, pero lo más interesante de la iglesia es, precisamente, la linea rosa que la atraviesa, que marca un meridiano con una delgada línea de bronce. Esto tiene en realidad una gran importancia astronómica: en el suelo hay una placa de mármol que, dependiendo de la luz solar, marca los solsticios y los equinoccios. La iglesia, hermosa, y con pentáculos por todos lados!
Desde St-Sulpice deambulé un rato por los elegantes Jardins du Luxembourg y me fui internando en el Quartier Latin, el animado barrio de la Sorbonne. Aproveché para recorrer librerías y comprar varios libros de historia medieval. Y un poco mas allá el Pantheon, monumento del siglo XVIII que alberga los féretros de importantes personajes como Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Marie Curie, y desde el 2002, Alejandro Dumas.   
Finalmente llego al destino más ansiado: el Museo Cluny de la Edad Media. En principio, el edificio es un hotel de fines del siglo XV construido por los poderosos abades de  Cluny junto a unas termas galorromanas de los siglos I-III. En una de sus paredes exteriores tiene un reloj solar. Y en su interior, tapices, vitreaux, estatuas y todo tipo de objetos cotidianos de los siglos medievales. Al fin, mi primer contacto directo con la edad media. Ciertamente, adoro románticamente el mundo medieval. 
Luego de semejante sobredosis de medievalismo, cruce el Sena hacia la Ile de la Cité, donde se encuentran emplazadas la catedral de Notre Dame, la St-Chapelle y la Conciergerie. La catedral, construida entre los siglos XII y XIV, es una obra maestra de la arquitectura gótica. La fachada es sólida e imponente, contrastando con la volatilidad que presenta el ábside. En el interior, impresionantes vitreaux, entre los que se destaca el rosetón que da al frente de la catedral. Pero lo mejor de Notre Dame fue la subida a las torres. 420 escalones de escalera caracol [con un bolso lleno y una bolsa con tres libracos] que desembocan en la mejor vista de Paris!!! Valdría la pena aunque fueran mil los escalones. La Tour Eiffel en un extremo, la basílica del Sacré Coeur en el otro, y los maravillosos grifos enmarcando la escena... 
Siguiendo las sendas medievales, una vez en tierra atravesé el marcado de flores y camine hacia la St-Chapelle, construida en el siglo XIII. Una confesión? Es la iglesia que mas me gustó! La St-Chapelle consta de 2 capillas, una abajo, para los sirvientes, y una arriba, para la corte. Cuando ingresé a la capilla alta se me detuvo el corazón: construida casi por completo con vitreaux solo divididos por angostas columnas, el techo azul profundo con estrellas doradas, profusas molduras al oro, el piso pintado al fresco, pequeñas flores de lis por doquier... quedé en éxtasis. Me senté y permanecí un buen rato en estado de contemplación...
Basta de emociones fuertes por hoy. Luego de pasar por el gift shop, donde compré mi tan anhelado mapa de la Europa medieval decidí volver al apartamento un rato. Por la puerta de la St-Chapelle pasaba el 96, ese que me deja [si, si] en la puerta de casa. Pero tras una suculenta merienda, me dieron ganas de volver a salir, así que me fui a caminar por Le Marais. Ya era de noche, pero todo estaba lleno de vida; con los 13 grados que hacía, la gente tomaba café en la vereda. Entraba a librerías y boutiques, compré un tapadito muy parisino, pasé por el supermercado... Tuve una extraña sensación de paz interior, de estar en casa...



Catedral de Notre Dame




Interior de la St. Chapelle

Hotel de Cluny - Museo de la Edad Media

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